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La España vaciada se queda sin medicinas: la falta de ayudas pone a la farmacia rural en peligro de extinción

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Carlos Mínguez analiza en Vozpópuli las medidas que debe adoptar el futuro Gobierno para garantizar la viabilidad de las farmacias rurales

España es el país con más farmacias por habitantes del mundo. Tenemos unas 22.100 farmacias repartidas por nuestro territorio, lo que convierte a las boticas españolas en unas de las más accesibles del mundo. No obstante, a pesar de la creencia popular de que la profesión farmacéutica es muy rentable, esa afirmación depende de la geografía.

El hecho de que existan farmacias con facturaciones millonarias aleja esta problemática del foco social y político. Es una de las conclusiones que saca Carlos Mínguez, socio del bufete Andersen Tax & Legal y experto en Derecho Público y Regulatorio.

"Hablar de la ruina de los farmacéuticos le cuesta mucho a la clase política, por ese entendimiento colectivo de que el farmacéutico mantiene un nivel económico solvente que no merece que la administración le coloque en su lista de prioridades, incluso cuando es alguien que no llega a final de mes", señala.

Desde su punto de vista, existe un planteamiento "anacrónico" de la situación desde el punto de vista administrativo. "Las farmacias rurales están colocadas según unos términos de población y de distancia geográfica que tenían sentido hace treinta años, pero no ahora, porque el panorama rural ha cambiado radicalmente", apunta.

Jaime Espolita, farmacéutico rural y presidente de SEFAR (Sociedad Española de Farmacia Rural) propone otra medida, una que no le costaría ni un centavo a las arcas públicas y que por el contrario, está levantando ciertas ampollas en el sector. "En muchos otros países existen fondos de compensación que se sacan de las farmacias que mejor van. Y con este fondo de compensación se garantizaría la viabilidad de las farmacias más pequeñas que en el fondo son las que sostienen el modelo actual", apunta.

De esta manera, aboga por que el futuro Gobierno establezca, a través de un Real Decreto, que sean las farmacias de mayor facturación -aquellas que obtienen más de un millón al año, por ejemplo- las que aportasen una pequeña ayuda para garantizar que las farmacias rurales se mantengan abiertas. Mínguez, aunque apoya la propuesta, se muestra algo escéptico sobre su puesta en marcha.

"Sinceramente, estamos en contacto con mucha gente del sector y es un melón que ni siquiera se ha abierto", apunta. Según los cálculos de SEPAR, la cantidad anual necesaria sería de unos 38 millones de euros al año para todas las farmacias rurales. "Puede parecer mucho dinero, pero cuando se compara con los 20.000 que factura el sector al año, no es tanto. No pedimos más dinero a la administración, sino que lo reparta mejor", concluye.

Puede leer el artículo completo en Vozpópuli.

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