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'Recovery Plan': una oportunidad para la transformación digital de Europa

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Vicente Moret analiza el plan cuyo objetivo es fortalecer la competitividad, la resiliencia y la posición de Europa como actor global

La pandemia de COVID-19 ha sacudido a Europa y al mundo, poniendo a prueba los sistemas de asistencia sanitaria, las sociedades, las economías y en general, nuestra forma de vivir y trabajar. Por ello, la transformación digital acelerado ha irrumpido en nuestras vidas. Las nuevas tecnologías han mantenido a muchas empresas y servicios públicos en funcionamiento. Han ayudado a mantenernos conectados, a trabajar de forma remota y han permitido, entre otras, continuar con las actividades de formación en todos los niveles educativos. Este salto va a suponer cambios permanentes y estructurales en la vida social y económica y por ello la Comisión Europea, obligada a actuar rápido para mantener el proyecto europeo, considera que ahora es el momento de avanzar para reparar daños y preparar un futuro mejor para la próxima generación. Por ello, el pasado 28 de mayo lanzó el Plan de Recuperación cuyo objetivo es fortalecer la competitividad, la resiliencia y la posición de Europa como actor global.

En este Plan se señalan dos desafíos: la transición verde y la transformación digital, ya que ambos, señala la Comisión, son aún más importantes ahora que antes de que comenzara la crisis. El Plan Europeo de Recuperación aportará 1,85 billones de euros para ayudar a impulsar la economía. Parte de ese esfuerzo se incluirá en un nuevo instrumento de recuperación de 750 mil millones de euros denominado, Next Generation EU.

La Comisión entiende que la transformación digital se deberá articular respecto a unos ejes prioritarios. El primero es invertir en más y mejor conectividad, necesaria para afrontar los retos del 5G, el IoT y la Industria 4.0. Otro reto fundamental es asegurar sistemas fiables y comunes de identidad digital, los cuales son esenciales en un contexto de mercado único digital.

Además, se entiende que ahora es el momento en el cual la Unión Europea debe hacer una apuesta decidida por incrementar su nivel de soberanía digital, con una mayor presencia industrial y tecnológica en partes estratégicas de la cadena de suministro. Para lograrlo se señalan una serie de líneas prioritarias de inversión que incluyen: la Inteligencia artificial, la ciberseguridad, las Infraestructura de datos y nube, las redes 5G y 6G, el Blockchain, y la computación cuántica, futuro terreno juego donde se va a disputar la supremacía digital global.

El Plan también señala otro eje de actuación esencial que es la economía del dato. Los datos son motor de innovación y creación de empleo, y por ello se crearán espacios de datos europeos comunes en sectores y áreas clave, en apoyo de la industria europea, la implementación del Green Deal, la salud, la movilidad y las Administración Públicas. Especialmente relevante será el nuevo Reglamento de datos; establecerá las condiciones para un mejor acceso y control de datos industriales, y la disposición de datos de las Administraciones públicas de alto valor.

Además, se considera imprescindible generar un entorno empresarial más sencillo y equilibrado. Se han impulsado las compras por internet y la tendencia se acelerará en los próximos meses. A este respecto, la Comisión señala la necesidad de regular la actividad de las grandes plataformas online para permitir a las pequeñas empresas europeas participar también en condiciones más justas en el mercado único digital. En este sentido, la nueva regulación europea de los servicios digitales será clave para redefinir las reglas del juego y limitar el poder de las plataformas digitales.

Por otra parte, la Comisión es consciente de que las Administraciones Públicas deben también transformarse digitalmente para poder cumplir mejor con su razón de ser, que no es otra que servir a la sociedad. Se pretende que la tecnología digital reduzca la carga administrativa y facilite los trámites a las empresas, especialmente las pymes, y a los ciudadanos, utilizando intensamente las herramientas digitales.

El incremento de la ciberseguridad de las redes y sistemas se convierte en otro pilar de actuación para el Plan de Recuperación. Se prevé la aprobación de una nueva Estrategia de Ciberseguridad a nivel de la UE. También se fortalecerán las capacidades industriales en este ámbito y se fomentará la creación de pymes. La acción normativa en este ámbito será intensa, ya que se revisará la normativa sobre seguridad de redes y sistemas de información (NIS) en vigor, y se adoptarán medidas normativas adicionales sobre protección de infraestructuras críticas. En definitiva, ante la amenaza creciente, se pretende incrementar las capacidades de ciberseguridad como parte de esfuerzo colectivo de creación de la Unión por la Seguridad de la UE.

En este sentido, el Plan contempla un cambio en el marco regulador de la Protección de activos estratégicos, infraestructuras y tecnologías con respeto a las inversiones extranjeras directas que pudiesen amenazar la seguridad u orden público. Es por ello que se va a crear un mecanismo reforzado de detección de Inversión Extranjera Directa con el fin de restringirlas bajo ciertas circunstancias.

Por último, el Plan se propone abordar los desafíos de la desinformación más inmediatos relacionados con la pandemia y por elevación de la desinformación en general. Para ello utilizará el Plan de Acción para la Democracia Europea para extraer información y actuaciones futuras con el objeto de reforzar la resiliencia de nuestras sociedades.

En definitiva, la Comisión Europea hace una decida apuesta por la transformación digital como palanca de recuperación, teniendo en el horizonte la necesidad de no quedar atrás con respecto a China y EEUU. El tiempo dirá si la gran cantidad de recursos que se van a destinar a este proceso en los próximos años va a dar frutos, teniendo en cuenta la posición europea actual con muy pocas empresas en el top 50 de las compañías incluidas en la economía digital a nivel mundial. Por ello, este Plan puede ser un revulsivo para cambiar una situación que desde luego no era favorable para Europa en cuanto al aprovechamiento de las oportunidades que la brinda la disrupción digital. Un revulsivo que no tendrá éxito si no va acompañado de medidas relativas a la formación o de reducción de cargas para todas las empresas que quieran estar a la vanguardia en el ámbito digital.

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